viernes, 12 de septiembre de 2008

Primero el loquito y después el Varguitas.

Vaya suerte la del vendedor de nieves al que hoy hace mención el reportero Francisco Sánchez Nolasco, quien primero se enfrentó con la brutalidad de la policía de los tiempos paredistas, y después se topó con la negligencia dogerista.

El saldo no podía ser peor.

Este nevero perdió una pierna, gracias a los golpes propinados por un agente policiaco, y después fue abandonado por el dogerismo, cuando la Comisión Estatal de Derechos Humanos mandó una recomendación para que señor fuera atendido.

Total, que entre el loquito y el Varguitas, este señor no pudo salvar su pierna.

Seguramente deben existir docenas de historias similares.

Y lo peor es que de estos dos personajes, ya nada nos sorprende.

 

 

No hay comentarios.: