Y se pusieron como locas

Bastaron unas bardas con su nombre en la Sierra Oriental del estado, una extensa e interesante entrevista en USN con el conductor Fernando Canales y su conferencia en la Universidad del Desarrollo (Unides) en San Nicolás de los Ranchos, para que –como dijera el clásico- Enrique Doger Guerrero hiciera que se “pusieran como locas” las huestes zavalistas y de otros grupos políticos del PRI local, que inmediatamente reaccionaron más con las vísceras que con el cerebro.

Porque las bardas dogeristas en Zaragoza causaron en el delfín y en los demás precandidatos a la gubernatura supuestamente marinistas, como Mario Montero Serrano y Alejandro Armenta Mier, reacciones desaforadas, que los llevaran a cometer abusos, excesos y a lanzar amenazas, que en lugar de ser manifestaciones de fuerza o poder, no son sino señales de debilidad política.

Lo cierto es que Moguer Guerrero llevaba meses con limitadas apariciones públicas, pero las pintas y la conferencia en la Unides fueron suficientes, para López Zavala y sus secuaces comenzaran a mostrar sus verdaderos rostros: el de la represión laboral y el del manejo faccioso de las dependencias y recursos gubernamentales a favor del proyecto Z, como lo demostró su empleado Darío Carmona García cesando al director del campus de dicha universidad en San Nicolás de los Ranchos solamente por haber invitado al ex edil a dar una conferencia.

Y aunque lo haya reinstalado – según Contraparte Informativa – pocas horas después de cesarlo, Carmona García dejó que aflorara su pequeño “Torquemada hittleriano” interno, porque los zavalistas comprobaron que, efectivamente, Doger Guerrero sigue haciendo trabajo político y tiene apoyos fuertes más allá de la capital de la entidad.

Pero el titular de la SEP no fue el único que perdió el control, lo mismo le ocurrió al encargado zavalista en el despacho del Comité Directivo Estatal del PRI, Alejandro Armenta Mier, quien después de conocer las bardas por la prensa y antes de, siquiera saber si se hacía proselitsmo o se violaba alguna ley, descalificó las pintas y trató de reprender al ex edil con el viejo discursos de “respetar” los tiempos del partido.

Lo peor para Armetna Mier es que estos mismos días, el Instituto Poblano de la Juventud, la Sedesol y el calzonzin, Humberto Aguilar Viveros, armaron sendos eventos proselitistas para López Zavala ¡y la TV, radio y prensa los descubrió y evidenció en la maniobra!, sinq ue el seudo dirigente priísta se diera por enterado o los llamara al “orden partidista”.

Sin embargo, en honor a la verdad, no solamente los zetitas de Puebla se pusieron como locas, también algunos monteristas cuando menos una, hizo lo mismo. Así, la presidente de la comisión Inspectora de la Contaduría Mayor de Hacienda en el Congreso local, Rocío García Olmedo, mandó una clara amenaza a Moguer Guerrero al advertir que la fracción parlamentaria del PRI no aprobaría la cuenta pública del último año de gestión del ¡ex edil priísta de la ciudad más importante del estado!.

De entrada, con la cuenta pública del ex alcalde está pasando lo que nunca antes en la historia del Congreso Local: que una mayoría priísta no apruebe las finanzas de un ex munícipe de la capital emanada de su mismo partido durante el segundo periodo de sesiones legislativas.

La advertencia de la legisladora al ex alcalde es clara: “no te muevas o no te aprobamos tu última cuenta pública”. Esto confirma la manipulación y politización de las cuentas públicas en que incurre la mayoría parlamentaria del PRI y ratifica que el plan zavalista -¿marinista? Es usar ese tema, como pretexto para que en algún momento la comisión de Procesos Internos del partido no permitiera el registro de Doger Guerrero como precandidato.

Lo que no queda claro es si García Olmedo sigue las órdenes de su protector, Mario Montero Serrano, o si –simplemente- se lanzó al ruedo como espontánea, para quedar bien con su jefe. Pero su amenaza evidenció y deslegitimó todo el trabajo de la comisión Inspectora de la Contaduría Mayor de Hacienda y del propio Órgano de Fiscalización Superiro (Orfise), ya que al encabezar la primera tiene bajo su manod al segundo.