Enrique Núñez - Contracara
Sólo tuvieron que pasar dos días para que los consejeros estatales de Acción Nacional decidieran “vacunarse” para evitar el contagio de la “peste bubónica” que padece todo el clan dogerista, el cual busca desesperado contagiar a toda la clase política poblana.
Lo que sucedió el sábado pasado confirma que el grupo político del expresidente municipal Enrique Doger no sólo apesta hacia el interior del priismo, sino también espanta a la legión blanquiazul.
Apenas la semana pasada alertaba a los panistas de esta pandemia política, la cual amenazaba con meterse a las entrañas del PAN gracias a una supuesta alianza entre Enrique Doger y Rafael Moreno Valle.
Sin embargo, al parecer, el propio Moreno Valle ha buscado a toda costa pintar su raya con Doger debido al creciente desprestigio del exalcalde, quien —cuentan hasta sus allegados— que ya no quiere queso, sino salir de la ratonera.
Así las cosas y ante la posibilidad de que Doger fuera “accidentalmente” invitado a sumarse a la causa panista, los delegados estatales decidieron poner el cerrojo, marcando claramente la postura que deberán tomar los panistas ante los escándalos del “Varguitas”.
En el documento de cuatro hojas que votaron por unanimidad, los panistas subrayaron los siete puntos que convirtieron a Doger en un personaje non grato para ellos: 1. “Negolimosna” del caso Cáritas. 2. Otorgamiento de la concesión de parquímetros a Jajomar. 3. Otorgamiento de licencias de construcción irregulares en el fraccionamiento Jardines de la Montaña. 4. Negociación irregular en la compra de uniformes con la empresa Bra-San. 5. Las “aviadurías” en la Secretaría de Seguridad Pública. 6. La comprobación de gastos con facturas infladas. 7. La inexistente construcción de un pozo en la junta auxiliar de Resurrección.
Ésos son los siete puntos que durante la reunión del Consejo Estatal del PAN se detallaron y los cuales resultaron suficientes como para declarar a Doger de manera burlona “el amigo incómodo”. Por cierto que los siete temas tratados fueron puntualmente denunciados en las páginas de Intolerancia.
Hay que recordar que en los tiempos de alcalde Doger se comprometió ante los reporteros a investigar el caso detonado por Intolerancia relacionado con los “aviadores” de Seguridad Pública, en donde uno de los muchos personajes que cobraba sin trabajar era el hermano del coordinador de regidores Gerardo Corte Ramírez. Cínicamente, Enrique Doger ordenó a su contralor una exhausta investigación, sabiendo que éste no movería un solo dedo.
Posteriormente vino el acta de entrega-recepción, en donde no aparecía un pozo en la colonia Resurrección, el cual fue presumido con biombos y platillos por Doger en su último informe, el cual simplemente jamás se construyó.
Ya terminada la administración apareció el tema de los autos y computadoras chatarra donadas a Cáritas, sin que se haya dado una explicación al respecto pese a todas las pruebas publicadas en este diario. Y por último, el escándalo de las facturas infladas por la compra de uniformes a la empresa Bra-San, en donde los documentos los hacen ver —a Doger y a Chávez Estudillo— como todos unos hampones. Por eso es que nadie quiere nada con el expresidente municipal. Hasta algunos miembros del primer círculo parecen haber pintado su raya.
O acaso, ¿alguien ha visto a Alberto Ventosa, a Javier Casique o a Raymundo Vega cerca de Doger?
Los que quedan están ahí más por necesidad que por lealtad, resignados a su suerte, sin perro que les ladre y esperando que les lleguen los primeros síntomas de la peste dogerista.
Pululan los Varguitas
Leí con atención la columna de Arturo Rueda en donde relata cómo el alcalde de San Andrés Cholula ha hecho y desecho en ese municipio a sólo seis meses de haber llegado al cargo.
Sin duda, los excesos relatados justifican que el viernes pasado Rueda haya cabeceado sus “Tiempos de Nigromante” con el titulo “De ‘El Varguitas’ de San Andrés”.
Lo cierto es que los “Varguitas” pululan: y “El Varguitas” de Puebla ya se sumó al de San Andrés.
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