Enrique Núñez - Contracara
Si bien es cierto que Enrique Doger junto con toda su pandilla vaciaron las arcas municipales, también es cierto que, para poder cumplimentar sus fechorías, requirió de la complicidad de quienes en teoría debieron controlar esos excesos.
De entrada, los dos contralores de la administración dogerista resultan verdaderos cómplices de quienes hicieron y deshicieron con el presupuesto de la Angelópolis.
Tanto Víctor Gabriel Chedraui como Eugenio Mora se cansaron de solapar las marrullerías administrativas de la pandilla dogerista y jamás dijeron nada.
Quizá Víctor Gabriel salga mejor librado, si consideramos que la gran mayoría de las corruptelas descubiertas se dieron durante el último año de la administración, durante el cual él ya no era el contralor municipal.
Por el contrario, Eugenio Mora no tiene salvación, toda vez que fue el gran solapador de las “transas” realizadas desde la Secretaría de Administración.
Al parecer, Mora Salgado estaba más preocupado en “echar novio” con la famosísima Brenda Toriz, en lugar de cuidarle las manos —sobre todo las uñas— a los funcionarios dogeristas.
Es evidente que tanta manga ancha no se dio por ignorancia ni desconocimiento, sino por órdenes directas del expresidente municipal, quien siempre vio a Eugenio Mora como un chalán de medio pelo.
Hay que recordar que cada vez que aparecía un señalamiento en contra del “Varguitas”, éste ordenaba de inmediato a su contralor —por no decirle “palero”— que realizara una exhaustiva investigación, para borrar cualquier sospecha en su contra.
Sobra decir que jamás investigó nada y que todas las denuncias eran encarpetadas por el contralor, quien terminó convertido en uno más de los cómplices del doitor Doger.
En esa lógica, el excontralor Eugenio Mora forma parte de cada uno de los actos de corrupción cometidos durante su gestión.
Por cierto que el gran “palero” forma parte de la actual administración estatal, sin que nadie diga nada.
Los otros paleros
Ante tantas pruebas, también me llama la atención la actitud pasiva y displicente del actual contralor municipal, Mauro Uscanga, quien al parecer no tiene ni la más mínima intención de mover un sólo dedo.
Por increíble que parezca, toda la información y los documentos que hasta el momento ha presentado Intolerancia también podría haberlos descubierto el contralor, toda vez que esos mismos datos están al alcance de sus manos.
Es evidente que la postura de Uscanga es de no hacer absolutamente nada.
¿Y el órgano de fiscalización?
¿Y los diputados?
Espero equivocarme, pero tanto el OFS como el Congreso van que vuelan para convertirse en los próximos “paleros” de todas las “transas” orquestadas desde la oficina principal del Palacio Municipal.
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