Por: Alejandro Mondragón
Frente a los conflictos municipales focalizados en grupos de interés (ambulantes y sindicato), la alcaldesa Blanca Alcalá Ruiz bien valdría la pena que leyera la siguiente anécdota para hallar al remitente:
Un ventrílocuo en su show está contando un chiste de gallegos, cuando un ibérico presente se levanta muy ofendido y dice:
-"Nosotros los gallegos no somos tan tontos. Exijo una disculpa!"
El ventrílocuo le dice que no se moleste, que sólo es un chiste, a lo que el gallego contesta:
-"Usted no se meta, que yo estoy hablando con el niño".
Moraleja: Siempre diríjase a quien tiene la voz cantante.
Hasta aquí la anécdota.
Y es que precisamente la presión ejercida por ambulantes y sindicatos debe comprenderse a partir del enojo causado en el dogerismo las acciones y posiciones de denuncia que han surgido al interior del gobierno de Blanca Alcalá a proyectos y decisiones tomados por la gestión de Enrique Doger Guerrero.
Hasta antes de concluir el trienio, el entonces secretario general, Ignacio Mier Velasco, presumía con “tenemos comiendo de la mano a Israel Pacheco”.
¿Qué conflicto serio había causado al dogerismo?. “Ninguno”, establecía.
La diferencia entre sindicato y Ayuntamiento prevalece, aunque hasta el momento existe una especie de tregua política, como resultado de una intervención directa de Casa Puebla.
Ahora reaparecen los ambulantes en una posición que ha rebasado al bisoño secretario de Gobernación municipal, Juan de Dios Bravo.
Los vendedores presumen permisos concedidos por la gestión dogerista. Ubican un trato excepcional por parte del entonces secretario de Gobernación municipal, Javier Casique, operador político del ex edil.
La beligerancia y el lenguaje empleado por los líderes de los ambulantes denotan el interés sólo de ganar presencia en los medios para evidencia, al igual que con el sindicato, que la alcaldesa no puede con el paquete.
En las filas del dogerismo se comenta el malestar de Enrique Doger por la posición de revivir proyectos que en el pasado había descalificado por inviable el ex alcalde; la decisión de señalar que el terreno expropiado en la 4 poniente y 11 sur no servía para nada; la resolución de inhabilitar a la constructora favorita, Construobras de la Garza para ejecutar más obras; el señalamiento de fallas en el puente de Tlaltepango y el 475; las censuras del secretario Sergio Vergara por el pésimo estado de las calles heredado y las graves deficiencias en servicios públicos, parques y jardines.
El dogerismo está dolido y busca ahora evidenciar a la alcaldesa.
De ahí que no estaría de más que Alcalá se tome un cafecito con Doger para explicarle el resultado del proceso de entrega-recepción.
¿Aguantará el ex alcalde?.
Veremos.
alportador@statuspuebla.com.mx
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Frente a los conflictos municipales focalizados en grupos de interés (ambulantes y sindicato), la alcaldesa Blanca Alcalá Ruiz bien valdría la pena que leyera la siguiente anécdota para hallar al remitente:
Un ventrílocuo en su show está contando un chiste de gallegos, cuando un ibérico presente se levanta muy ofendido y dice:
-"Nosotros los gallegos no somos tan tontos. Exijo una disculpa!"
El ventrílocuo le dice que no se moleste, que sólo es un chiste, a lo que el gallego contesta:
-"Usted no se meta, que yo estoy hablando con el niño".
Moraleja: Siempre diríjase a quien tiene la voz cantante.
Hasta aquí la anécdota.
Y es que precisamente la presión ejercida por ambulantes y sindicatos debe comprenderse a partir del enojo causado en el dogerismo las acciones y posiciones de denuncia que han surgido al interior del gobierno de Blanca Alcalá a proyectos y decisiones tomados por la gestión de Enrique Doger Guerrero.
Hasta antes de concluir el trienio, el entonces secretario general, Ignacio Mier Velasco, presumía con “tenemos comiendo de la mano a Israel Pacheco”.
¿Qué conflicto serio había causado al dogerismo?. “Ninguno”, establecía.
La diferencia entre sindicato y Ayuntamiento prevalece, aunque hasta el momento existe una especie de tregua política, como resultado de una intervención directa de Casa Puebla.
Ahora reaparecen los ambulantes en una posición que ha rebasado al bisoño secretario de Gobernación municipal, Juan de Dios Bravo.
Los vendedores presumen permisos concedidos por la gestión dogerista. Ubican un trato excepcional por parte del entonces secretario de Gobernación municipal, Javier Casique, operador político del ex edil.
La beligerancia y el lenguaje empleado por los líderes de los ambulantes denotan el interés sólo de ganar presencia en los medios para evidencia, al igual que con el sindicato, que la alcaldesa no puede con el paquete.
En las filas del dogerismo se comenta el malestar de Enrique Doger por la posición de revivir proyectos que en el pasado había descalificado por inviable el ex alcalde; la decisión de señalar que el terreno expropiado en la 4 poniente y 11 sur no servía para nada; la resolución de inhabilitar a la constructora favorita, Construobras de la Garza para ejecutar más obras; el señalamiento de fallas en el puente de Tlaltepango y el 475; las censuras del secretario Sergio Vergara por el pésimo estado de las calles heredado y las graves deficiencias en servicios públicos, parques y jardines.
El dogerismo está dolido y busca ahora evidenciar a la alcaldesa.
De ahí que no estaría de más que Alcalá se tome un cafecito con Doger para explicarle el resultado del proceso de entrega-recepción.
¿Aguantará el ex alcalde?.
Veremos.
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