Enrique Núñez - Contracara
Aunque usted no lo crea, el 20 de noviembre Enrique Doger echó mano de sus habilidades de buen timador, intentando colarse a los desfiles organizados por varios presidentes municipales del interior del estado.
Ésta es la historia.
Ante la desesperación de Doger por la falta de eventos de nivel, merced a su nula estructura, hábilmente nuestro personaje tuvo la genial ocurrencia de elaborar unos diplomas, los cuales le abrirían la puerta de varios desfiles revolucionarios.
Así, “El Varguitas” mandó a imprimir una docena de diplomas, en los cuales Enrique Doger reconocía el espíritu patriota y revolucionario de los alcaldes, así como su labor en pro de la alfabetización, con los cuales pretendía subir al presídium al término de los desfiles.
¿Así o más chingón?
Se necesita cachaza para que, con el cuento de un diploma firmado por él mismo, intentar colarse a esos eventos.
Con diez pesos por diploma y con un kilo de cinismo, “El Varguitas” estuvo a punto de tomar el pelo a varios presidentes, entre ellos los de Zacatlán, Chignahuapan y Tetela, los cuales terminaron por ponerle un freno.
Es más, lo bajaron del templete.
De esta forma, el indultado no tuvo más remedio que guardar la carpeta que contenía los diplomas y saludar a uno que otro despistado.
Al término de los desfiles, “El Varguitas” abordó su camioneta con el mismo frío que lo invade cada vez que intenta sacar la cabeza.
Dicen sus hombres cercanos —no más de cinco— que ya no sale sin su abrigo y su bufanda.
A ver si no le da pulmonía.
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