En vez de practicar la humildad, el grupo dogerista, ebrio tras la aprobación de la cuenta pública de su patrón, se dio a la tarea de celebrar como si hubieran ganado la gubernatura.
Al encuentro asistieron los incondicionales del dogerismo, Jorge Ruiz Romero, Enrique Chávez Estudillo, el exregidor José Luis Rodríguez Salazar, Ignacio Mier Velasco y se dice que también asistió el diputado Pablo Fernández del Campo.
Ebrios de felicidad, los dogeristas se creyeron su mentira y ahora de nueva cuenta sueñan con Casa Puebla, sueño que por cierto sólo está en la mente de a quienes Doger les ha matado el hambre.
Tal vez quien convenció a Marín de perdonar a Doger, hoy mismo se comience a arrepentir. El dogerismo practica la regla de la víbora: “un bien con un mal se paga”.
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Ricardo Morales Sánchez
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