miércoles, 18 de junio de 2008

Morbo

Una pregunta recurrente entre algunos empresarios y panistas poblanos interesados en el escándalo que se generó por la donación de más de 105 vehículos a la Fundación Cáritas, y por los cuales esta institución de beneficencia privada obtuvo 200 mil pesos, cuando el avalúo de estos automotores era superior a los 3 millones de pesos, es cómo quedó la relación entre el arzobispo Rosendo Huesca Pacheco y el ex presidente municipal de Puebla, Enrique Doger Guerrero.

El tema para los empresarios está aderezado de cierto morbo, debido a que el puente o vínculo entre ambos personajes era uno de los suyos: Alejandro Carreto Ceballos, el dueño de la fábrica de candiles El Arte Francés, y que en los corrillos políticos y patronales es conocido como Don Candelabro.

Carreto Ceballos, quien fue dirigente de la Coparmex Puebla y presidente del Comité de la Feria en el sexenio de Guillermo Jiménez Morales, fue incluido en la nómina de asesores del ayuntamiento dogerista, y una de sus funciones, sino es que la principal, era servir de enlace entre Doger y Huesca.

De ahí el morbo de ciertos empresarios, ligados ideológicamente al PAN, por saber cómo Don Candelabro le hará para deshacer ese entuerto maquinado por personajes cercanísimos al ex edil que involucraron al Arzobispado y a la Iglesia Católica, vía la Fundación Cáritas, en un escándalo de corrupción.

 

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